El mundo es una gran
historia. Supongo que todos estamos de acuerdo en eso. Vivimos en un cuento interminable que aún se
contará cuando nosotros como especie hallamos desaparecido, un cuento tal vez
sólo escuchado por esos seres inaprensibles a los que llamamos dioses, o quizá,
reservado para sí mismo.
En todo caso, nuestro
lugar en este cuento jamás es estático. En nuestra boca pone el narrador los
mitos que nos justifican. Somos los actores de nuestra propia tragedia, bufones
de la comedia diaria… guerreros de epopeyas maravillosas, detectives tratando
de resolver el gran misterio de la existencia y tristes románticos enamorados
de lo inalcanzable, como el lobo que en la oscura madrugada le aúlla a la esquiva
luna.
Y la misma historia,
jamás se está quieta, como las vías del tren, siempre se enlaza con otras,
lleva a nuevos caminos, se combina con otros, y en su continuo avance, puede
regresar al comienzo de donde partió.
Entre estas páginas,
usted será llevado por esas vías desconocidas, para sentir, para vivir el
miedo, el suspenso, la sorpresa, la pasión, el horror y las mil maravillas que
se esconden tras las paredes de este mundo aparentemente racional.
Así que suban, entren
al vagón y siéntese bajo la sobra roja de los candelabros, pues el tren al
mundo detrás del mundo está por arrancar.
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